En la pizarra del aire, los árboles me traen el lenguaje de sus hojas y me dicen que el mundo que habitamos está poblado de pequeños seres diminutos que flotan en el seno de las aguas del mar y caminan de puntillas sobre la superficie de la tierra. No son perceptibles a la visión humana por eso a veces no creemos en su existencia.
Son seres pequeños que esconden la clave del mantenimiento de la vida. Seres fascinantes de sobrecogedora belleza.
De repente los árboles recogen sus ramas de forma anárquica y dejan de hablar … … no pretenden que los comprendamos (T.Aguilar).