Reciclaje, objetos poema

Hace algunos años, mi amiga Antonia escribió un texto muy bonito en el que hablaba sobre los objetos que me gusta reciclar y mezclar con la cerámica. Tengo un amigo (Vicente) que es bombero forestal y suele buscarme tornillos y demás cosas que la gente tira en el campo y que yo transformo en arte.

 

Serie Nómadas
Serie Nómadas

 

 

 

 

 

 

Serie Objetos

 

Anillo con ramita «tallada» por el mar
Anillo con piedra «tallada» por el mar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No sólo del fango, no sólo de la arcilla. Tampoco estaba el secreto en los engobes, en los trozos de cristal ni en los brillantes esmaltes. Teresa hacía magia con ellos, con los clavos y cerrojos que le traía con mimo su buen amigo Vicente, con las palabras juguetonas que brotaban de su pensamiento sin permitir que las reglas ni los números hicieran anotaciones absurdas en los márgenes. Pero había algo más, algo sencillo  para los niños y niñas que aún no soñaban con ser adultos, para los adultos que seguían siendo niños, para los ancianos que después de recorrer el mundo hacia delante y hacia atrás habían descubierto una segunda inocencia bastante parecida a la que perdieron cuando se esfumó su infancia. El mundo creativo de Teresa era sencillo de entender sólo para una parte de la población del planeta. Los demás admiraban la belleza de sus obras e incluso se emocionaban cuando las contemplaban, pero andar por los senderos de una pieza rozando las minúsculas protuberancias o infinitos matices azules, verdes, rojos, tierras … con que  el fuego agradecía su buen hacer o zambullirse en uno de sus poemas o cuentos, así, de golpe, como la que se tira de lleno a una taza de chocolate o se sumerge en un estanque turquesa …, eso era otra cosa.

El mundo de Teresa estaba reservado para las personas que volaban más alto que las hadas, para las que andaban en todas direcciones e incluso pateaban los fondos marinos o las nubes, las que soñaban con los ojos abiertos, cerrados o como les diera la gana, o eran expertas en corazones tiernos y almas sin tiempo acumulado. Es decir, más o menos como el corazón y el alma de Teresa (suponiendo que el alma y el corazón fuesen cosas distintas y no un batiburrillo maravilloso que nos conecta con lo esencial y mágico de la vida).

Un día la vi en una foto con alas de ángel y en otra caminaba por la arena de la playa entre sus esculturas. De pronto  pensé que Teresa era una escultura con las y que las esculturas que la miraban cuando ella caminaba eran muchas Teresas que gozaban del mar y que cada una, cada pieza le descubría un aspecto del mundo y de ella misma. Por eso disponía de ese mundo interior tan asombroso donde hasta la más insignificante puntilla oxidada alcanzaba una función que sobrepasaba lo estético. Cuando hace un momento he leído uno de sus cuentos, he sentido estas cosas, pero también me he imaginado el camino que ha seguido esa puntilla desde allá en el campo hasta formar parte de una pieza y he sentido una ternura profunda por Vicente, porque él también es un mago a su manera, porque también él ayuda en este sortilegio maravilloso mezcla de barro, amistad, arte y mucho, mucho batiburrillo.

Para ti Teresa, por ser como eres y por poder compartir contigo afecto, humor y creatividad.

Antonia Moreno Férriz

 

Antonia es una gran amiga y una excelente pintora. Puedes ver parte de su obra en este video:

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